Presentamos una reveladora profecía con la que VM Rabolú alerta a la humanidad, de los daños irreversibles provocados a las criaturas de los océanos y de los que muy pronto sufriremos sus consecuencias, así como también la información compilada por un diario ruso de hechos que dan fundamento a la misma.
La Profecía del V.M. Rabolú:
Libro: HERCÓLUBUS O PLANETA ROJO – Capítulo: LOS ENSAYOS ATÓMICOS Y EL OCÉANO – Autor: V.M. RABOLU
“Los señores científicos no calculan las atrocidades que han hecho contra la Creación, porque serán víctimas de su propio invento. Ya existen monstruos, bestias salvajes en el fondo del mar, que se nutrieron con energía atómica y el calentamiento de las aguas las hará salir a buscar refugio; llegarán a las ciudades costeras y arrasarán con todo, casas, edificios, embarcaciones y gente, porque estas bestias salvajes que se gestaron con energía atómica, son atómicas. Entonces, las balas tridimensionales no servirán sino para enfurecerlas más. Lo que estoy diciendo es a corto tiempo.”
La información publicada en diario RT.
“La amenaza nuclear de la Guerra Fría que aún 'duerme' en el fondo de los océanos
Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/201456-muerte-nuclear-duerme-fondo-oceanos
Publicado: 7 mar 2016 20:07 GMT
Cómo tremendas bombas de acción retardada, en el fondo de los océanos reposan desde hace décadas artefactos nucleares, 'regalos' de la Guerra Fría, que podrían 'escupir' su carga letal en cualquier momento.
Aunque cada bomba nuclear que existe en el mundo está muy vigilada, existen artefactos nucleares que amenazan la humanidad desde el fondo de los océanos, donde se perdieron durante la Guerra Fría, y que podrían emitir radiación en cualquier momento.
Si bien sus mecanismos ya no funcionan y no pueden activar sus municiones nucleares, sí son capaces de emitir sustancias radiactivas, informa el portal ruso Esoreiter.ru, que ha reunido los datos de los artefactos nucleares 'perdidos' por las superpotencias nucleares durante la Guerra Fría.
Los submarinos 'muertos'
El 10 de abril de 1963 el submarino estadounidense Thrasher fue aplastado por el agua, junto con sus 129 tripulantes, tras sobrepasar su límite de inmersión máxima. El sumergible no portaba armas nucleares pero si iba propulsado por dos reactores nucleares, que ahora reposan, junto con su mortífero combustible, a una profundidad de unos 2.500 metros.
En junio de 1968 se declaró perdido el submarino nuclear estadounidense Scorpion junto con sus 99 tripulantes. Sus restos fueron hallados meses más tarde, en el océano Atlántico, a 740 kilómetros al suroeste de las islas Azores. Su reactor nuclear y dos torpedos con carga nuclear yacen aún hoy a una profundidad de 3.000 metros.
Transcurridas apenas 48 horas desde que el Scorpion estadounidense se hundiera en fondo del mar, otra tragedia sacudió los océanos cuando en el sumergible nuclear K-27 de la Marina soviética registrara un incendio del reactor experimental con refrigerante de metal líquido. A consecuencia del incendio nueve marinos murieron por radiación aguda. A pesar de todo, los marineros soviéticos lograron llevar el barco a su base. En 1981 se decidió hundir el submarino en una de las bahías de la Nueva Zembla.
Mucho antes de 'la última inmersión' del K-27, se produjo el hundimiento del submarino K-8, uno de los primogénitos de la flota nuclear soviética. El sumergible se hundió durante un incendio en el Golfo de Vizcaya el 12 en abril 1970. Tras 80 horas de lucha por la 'supervivencia' de la nave, tiempo durante el cual los marineros tuvieron tiempo de apagar los reactores y evacuar a parte de la tripulación, se les acercó un barco búlgaro. Se desconoce si portaba armas nucleares pero sí se sabe que constaba de dos reactores.
El submarino de ataque de propulsión nuclear K-278 Komsomolets se hundió el 7 de abril de 1989 en el mar de Noruega.
En 2003 se hundió en el mar de Barents el sumergible ruso K-159, remolcado para su posterior desguace.
En 2014, los científicos rusos y noruegos examinaron la nave. Los niveles de radiación en tordo al sumergible resultaron normales. Los expertos sostienen que durante unos 20 años seguirán siendo normales, pero ¿que pasaría después?
'Regalos' nucleares del cielo
El 13 de febrero de 1950 se incendió un motor del bombardero B-36 que se dirigía de Alaska a Texas. Los tripulantes lanzaron una bomba atómica y luego se abandonaron la aeronave en paracaídas.
En 1958 chocaron en el cielo de Georgia un bombardero B- 47 Stratojet y un caza F- 86 Sabre. A bordo del bombardero, que se estrelló después de la colisión (los pilotos lograron eyectarse), se encontraba la bomba Mark 15, de tres megatones de potencia, que cayó cerca de la isla Tybee y nunca fue hallada.
En 1968, los estadounidenses perdieron cerca de Groenlandia cuatro bombas atómicas, de las que solo pudieron recuperar tres.
Los estadounidenses han reconocido oficialmente la pérdida de 11 bombas nucleares, si bien se desconoce la cantidad real de incidentes de este tipo. ¿Hubo también 'pérdidas' de este tipo en la URSS? Posiblemente sí.
Las bombas nucleares no pueden explotar por si solas. Sin embargo, durante decenas de años las bombas y reactores nucleares son sometidos a corrosión, por lo que, tarde o temprano, sus entrañas liberarán su carga radiactiva, contaminando el agua, la flora y fauna del océano.”
Detectan una fuga continua de agua contaminada de Fukushima al Océano Pacífico
Fuente: https://actualidad.rt.com/ultima_hora/201796-fuga-contaminada-fukushima-pacifico
Publicado: 11 mar 2016 17:07 GMT
Un equipo de investigadores de la Universidad Autónoma de Barcelona (España) ha realizado un nuevo estudio, publicado en la revista 'Environmental Science and Technology', que revela la existencia de una fuga continua de agua contaminada proveniente de la central nuclear de Fukushima (Japón) hasta el océano Pacífico, informa la agencia SINC.
Según el estudio, se han registrado niveles de radioactividad en los alrededores de la central nuclear (a menos de 6 kilómetros) entre 10 y 100 veces superiores a los valores previos al accidente. Los científicos han llegado a esta conclusión mediante la medición de los niveles de estroncio y cesio radioactivo de la costa de Japón desde el momento del accidente (11 de marzo de 2011) hasta septiembre de 2013.
El V.M. Rabolú también expresa:
“El mar, al ser un cuerpo vivo, inhala y exhala; al exhalar está contaminando el oxígeno que respiramos y toda la vegetación. Vendrá la alteración de los organismos humanos y entonces nacerán niños monstruosos que alarmarán al mundo entero, por esta contaminación general.”
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