La Fidelidad al Maestro

En la noche interior que naturalmente llega en forma cíclica a nosotros, el aspirante espiritualista honrado, sincero y leal es de repente asaltado por Yoes, que alimentados constantemente en las discusiones y teorías, le siembran la confusión y las contradicciones íntimas y con hipocresía y cinismo termina dudando de su gurú y se hace seguidor de las aves del camino, que le acechan para desviarlo; Mitómanos y Fanáticos, Hipócritas y Traidores, que no profesan la fe aceptada por la blanca hermandad como verdadera, que le han ofrecido al incauto un consuelo barato a su adolorido corazón sediento de iluminación.

Juan 20:24-29: "Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino.
Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. El les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros.
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.
Entonces Tomás respondió y le dijo: !!Señor mío, y Dios mío!
Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron."

En la interpretación de la Biblia es común encontrarnos, en estos versículos, criticando la actitud de Tomás, el discípulo, como contraria a lo que debería de ser nuestra conducta cristiana, basada en la mera creencia, sinónimo de ignorancia y de la falta de iluminación auténtica.

En realidad, el Discípulo Tomás, es la parte de nuestro Real Ser interior que guarda fidelidad absoluta al Cristo Intimo y actúa con sinceridad poniendo su devoción por El siempre primero, jamás practicaría doctrina alguna que no sea la enseñada por El, antes bien exige al predicante que le muestre los estigmas inconfundibles y meter sus manos en ellos para comprobar si del Cristo Vivo se trata. 

No se deja fascinar por cantos de sirena ni lo deslumbra discurso hermoso, sin antes verificar por sí mismo que la presencia de su Dios y Señor se está manifestando.

Cuando decidimos estudiar las enseñanzas de Magos Negros, disfrazados de Maestros, con orientaciones "ampliadas" o "mejoradas" de las entregadas por los Venerables Maestros Samael y Rabolú, es un signo inequívoco que esa parte de nuestro Real Ser, llamada Tomás, no está trabajando en nosotros.

No es posible salir de las cavernas tenebrosas de la ignorancia y las bajas pasiones en que nos encontramos, sin la orientación de aquellos que han cruzado a la otra orilla.

Los Venerables Maestros Samael y Rabolú, como miembros auténticos de la Muralla Guardiana, renunciaron a la felicidad del Absoluto para sacrificarse por nosotros, entregándonos sin pedir nada a cambio, la Doctrina de la Liberación enseñada directamente por el Cristo Cósmico encarnado, enseñanza que no se puede poner en duda o discutir porque es muy claro y evidente su origen divino. Podemos opinar y discutir su enseñanza, pero "La oveja reconoce la voz del pastor".

Es esencial la asistencia del Gurú, orientándonos acerca de los peligros de la senda, sobre nuestros errores, entregándonos los métodos y practicas necesarias para nuestro avance espiritual, proporcionándonos las enseñanzas necesarias para revolucionarnos y revolucionar a los demás, dictando los pasos a seguir para el bien de la Gran Obra y de la humanidad doliente. Al principio, nuestros gurús son el VM Samael y el VM Rabolú, después, lo escogemos concientemente de acuerdo a nuestra orientación espiritual. 

Dedicarnos a vivir por lo menos una de sus obras, meternos por el camino practico es lo indicado, demostrar fidelidad a su doctrina, consagrando el resto de nuestras vidas a hacerlas realidad en nosotros, sin mezclarla con teorías y practicas de otros autores, es fortalecer al Tomás que cada uno lleva dentro.


VM Rabolú/Ciencia Gnóstica/Ciencia Gnóstica 2:
 "El Maestro aconsejaba el estudio de las Obras, póngame bien cuidado. Estudio, pero resulta que la gente no sabe estudiar, lee pero no estudia, o sea que una Obra nos puede durar hasta seis meses estudiándola profundamente, para luego llegar a la Comprensión y de la comprensión pasar a la Práctica.

Uno debe leer por versículos, no por capítulos, e ir estudiando, profundizando y además de eso no conformarse con lo que haya comprendido, porque el Ego nunca comprende las cosas reales, sino llevarlas a la práctica.

Eso he hecho yo a través del tiempo con las Obras del Maestro Samael, he puesto todas las claves que da el Venerable Maestro en la práctica para poder llegar al Conocimiento.

Mientras las personas estén trabajando únicamente con la teoría no pasan de ser "loros" hablando de lo que no conocen, y aquí queremos gente con Conocimiento.

Así pues, es necesario penetrar en cada versículo que se esté estudiando, hasta lo más profundo de la frase y encontraremos mucho, eso es saber Estudiar. "