Conocemos de la posesión de los demonios a través de la literatura o de la cinematografía y no es extraño que lo consideremos un tema lejos de nosotros, sin sospechar siquiera que somos presa de los demonios, nuestros propios demonios, a cada instante de cada día de nuestras vidas.
Marcos 5:9 “Y le preguntó: ¿Cómo te llamas? Y respondió diciendo: Legión me llamo; porque somos muchos.”
Al respecto el Venerable Maestro Samael nos dice lo siguiente:
"... Entonces, existe dentro de nosotros una multiplicidad de yoes, obvio. Cuando el poseso del Evangelio Bíblico, Jesús de Nazareth le interroga y le pregunta por su nombre responde: "Mi nombre es Legión", ¿sería entonces Legión el nombre de cada uno de nosotros? Si tenemos múltiples Yoes, personificación viva de nuestros defectos, resultamos en el fondo, mirando bien las cosas, como posesos. ¿Seremos acaso poseso?..."
Esta lamentable situación, su razón de ser, es clarificado por el Maestro en las citas siguiente:
Libro: La Gran Rebelión.- Capitulo: El Yo Psicológico.- Autor: VM Samael
"El animal intelectual equivocadamente llamado hombre es como una casa llena de mucha gente.
No existe orden ni concordancia alguna entre los múltiples yoes, todos ellos riñen entre si y se disputan la supremacía. Cuando alguno de ellos consigue el control de los centros capitales de la máquina orgánica, se siente el único, el amo, empero al fin es derrocado.
Considerando las cosas desde este punto de vista, llegamos a la conclusión lógica de que el mamífero intelectual no tiene verdadero sentido de responsabilidad moral.
Incuestionablemente lo que la máquina diga o haga en un momento dado, depende exclusivamente del tipo de yo que en esos instantes la controle. "
Libro: La Gran Rebelión.- Capitulo: Las Tinieblas.- Autor: VM Samael
"No quieren darse cuenta las gentes de que no son dueños de su propia vida, ciertamente cada persona está controlada desde adentro por muchas otras personas, quiero referirme en forma enfática a toda esa multiplicidad de yoes que llevamos dentro.
Ostensiblemente cada uno de esos yoes pone en nuestra mente lo que debemos pensar, en nuestra boca lo que debemos decir, en el corazón lo que debemos sentir, etc.
En estas condiciones la humana personalidad no es más que un robot gobernado por distintas personas que se disputan la supremacía y que aspiran al supremo control de los centros capitales de la máquina orgánica.
En nombre de la verdad hemos de afirmar solemnemente que el pobre animal intelectual equivocadamente llamado hombre aunque se crea muy equilibrado vive en un desequilibrio psicológico completo. "
Cuan lejos de nosotros creemos que estamos de una posesión brutal, como el caso de la vida real presentado en el cine con la película de "El Exorcista" y sin embargo es tan real esa posesión en "pequeñas dosis", a cada instante, en cada día de nuestras vidas.
En línea con la referida película, es relevante la posesión de los yoes lujuriosos que provocan en nosotros, una reacción física notoria de excitación sexual. Cuando nos identificamos con una persona del sexo opuesto, esto crea dentro de nuestra psiquis una representación mental de esa persona, que a partir de ese momento nos asalta a cada rato poseyéndonos, desatando la fantasía sexual, aumentando nuestra libido, provocando excitación sexual y quedando en esos momentos totalmente posesos por este demonio que creamos y que nos consume la preciada energía sexual.
Libro: El Misterio del Aureo Florecer.- Capitulo: Yoes Lujuriosos.- Autor: VM Samael
"Pero entonces el diablo, el prestidigitador, embaucó la fantasía de las pobres tomando la figura de su amigo (convirtiéndose en un nuevo Yo lujuria) y le hizo representar la comedia horrible, ante los ojos de todo el mundo."
"Cuando tenía un ataque, parecía como si se hallase privada de la vista, y aun cuando tenía traza de estar en sus cabales y con buen aspecto, pronunciaba palabras extrañas e inseguras que lindaban en la desesperación..."
Este Yo robustecido con la repetición incesante de la posesión va acabando con cualquier rastro de oposición, más bien quedamos nosotros poniendo de nuestra parte, disposición para que este demonio se manifieste una y otra vez.
“...Fueron arrojadas a tierra, en la misma postura que en el acto carnal, manteniendo los ojos cerrados en el transcurso del tiempo que así permanecieron”. (Los ojos cerrados indican aquí fehacientemente el acto sexual con el demonio; la autocópula, pues se trata de coito con el Yo lujurioso proyectado al exterior por la sub-conciencia)...."
"...Finalmente, la joven se tornó posesa por completo y lastimosamente atacada de espasmos."
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